11 de agosto de 2016

Sídney. Maravillosas playas.



En nuestro viaje tuvimos la suerte de visitar unas playas maravillosas, todas con un denominador común: las impresionantes olas que en ocasiones llegaban prácticamente a la orilla, y que hacían las delicias de los surferos.
Empezaré por Maroubra Beach, en el sureste de Sídney. La figura que se ve a la izquierda, con chaquetón rojo, es mi Antonio, gozando como un niño con las evoluciones de los surfistas.
Maroubra es la segunda reserva natural de surf más importate de Australia. 
Su nombre, en lengua aborigen, significa "como trueno".



A pesar de ser muy grande la playa, la zona para los bañistas es un pequeño trozo acotado por banderas.
Es frecuente ver volar sobre el agua los helicópteros, que avisan de la presencia de algún tiburón o de un banco de medusas.


Aquí se puede observar cómo las olas llegan con mucha fuerza hasta la orilla.


Un vehículo salvavidas.


Este edificio es la sede de los clubes de surf y de las escuelas de submarinismo y buceo.
Se dice que el surf empezó aquí a principios del siglo pasado, cuando muchos jóvenes permanecían en sus tablas dentro del agua, con tal de no ser reclutados para la guerra.


Nos hizo un día francamente desagradable, a pesar de ser verano.


El otro extremo de la playa. Detrás se encuentra Mahon Pool, una piscina de agua de mar.



Surfistas evolucionando sobre las olas.


En esta playa hay también un Skate Park. Uno de los sitios preferidos de Samuel.




Este monumento se encuentra en Parade Marine, frente a la playa. El ancla es del "Tekapo", barco de vapor naufragado en los arrecifes de poca profundidad en el extremo sur de Maroubra Beach en 1899.


Playa


Lucía con el abuelo, en Mahon Pool.


Imagen bellísima de un rompiente.


Vista de la piscina natural.


En este mapa se pueden ver las playas del este de Sídney: Maroubra, Coogee, Bronte, Tamarama y Bondi.


Playa de Coogee. Resume el estilo de vida típico de Australia, con familias ocupadas solo de disfrutar el día al sol.
Su nombre en aborigen significa algo parecido a "olor desagradable de algas".
Hay varios baños oceánicos, como Giles o Malvers y existe una piscina exclusiva para mujeres, muy controvertida.


Nos vamos a Bronte y lo primero que hacemos es parar aquí a desayunar.


Ya estamos preparadas para disfrutar de las vistas.


El tiempo nos acompañó esta vez y pudimos disfrutar de un día veraniego.
La playa tiene forma de media luna y se llama así en homenaje al Almirante Nelson, duque de Bronte. Está rodeada del parque del mismo nombre.
Es algo peligrosa pero se puede nadar en una gran piscina en el extremo sur.


Olas imponentes en la misma orilla.


Puesto de salvavidas en Bronte.


Lucía ha cogido su bolso y se propone subir las escaleras.


Las fotos son tan magníficas que ni las voy a comentar. Un paraíso para los surfistas.






Prohibido fumar, jugar a la pelota...


Me llamó muchísimo la atención, la cantidad de ibis que hay por todas partes.


En Bronte Hay espacios para comer y beber, pero no se puede tomar alcohol.


Piscina oceánica al sur de la playa de Bronte.


Playa de Tamarama. Es pequeña pero peligrosa por sus grandes olas. Se encuentra a los pies de un barrio residencial, y es conocida como "Glamarama", por el tipo de gente que la frecuenta.


Bondi. Es la playa más famosa de Sídney y una de las más visitadas.
En aborigen su nombre significa "agua que rompe".


Bondi Pavillion Community Center. Además de vestuarios, aseos y tiendas, hay un teatro. galerías de arte, salas de reuniones... Aquí se organizan festivales culturales.


En esta playa se encuentra la Sede del Salvamento Acuático  de Australia.


Considerada la playa con más afluencia de Sídney, La frecuenta mucha "gente guapa", y es pasarela de las últimas tendencias en moda playera. 


En Circular Quay cogemos un ferry que nos lleva a Manly Beach.


Vamos por la bahía.


Llegamos al puerto de Manly, pero tendremos que atravesar al otro lado, donde está la playa grande. Aquí hay una pequeñita.


Cruzamos para dirigirnos hacia la calle Corso.


Iglesia anglicana San Mateo.


The Corso es una calle peatonal plagada de tiendas y restaurantes.


Teníamos mucho calor y nos daban ganas de remojarnos.


Un hotel de los muchos que hay.


En la playa había mucha gente, aunque poquísima comparada con la que hay en las nuestras.

No nos bañamos pero pasamos unas horas muy agradables


La sonrisa de mis tesoros.´


Abuela, ¿comemos? Ya tenemos hambre.


A la búsqueda de un restaurante.


Nos sentamos en ese restaurante y comimos bastante bien. 


Va siendo hora de volver a coger el ferry.


Volvemos a Circular Quay.


Pasando por la Ópera y quedándonos con la boca abierta.


Ya estamos en tierra.
Creo que voy a ponerme un poco de aftersun, que he he tomado demasiado el sol, jajajajaja...