5 de junio de 2016

Tarta de fresas



Es de las tartas más ricas que he probado en mi vida. Sinceramente muy laboriosa, pero con un resultado espectacular. Como puede verse en el corte, es una tarta dentro de otra, pero se puede hacer sin recurrir a los moldes específicos que venden para este tipo de tartas. Yo he utilizado un aro de 25 cm y otro de un desmontable, de 18 cm.
Tiene cuatro pasos: la base, la mouse de nata, la mouse de fresas y la cobertura.


Base
Un bizcocho genovés hecho con dos huevos, dos cucharas de azúcar, dos de harina y una cucharadita de levadura química, horneado a 180 grados unos 6  o 7 minutos. Se hace muy rápido.
Si queréis poner otro tipo de base lo podéis hacer, pero yo creo que este bizcocho le va muy bien.
Lo ponemos en el fondo del molde grande y lo calamos, no mucho, con un poco de almíbar. Reservamos.

Mouse de nata
100 g de nata líquida 35% materia grasa
4 láminas de gelatina
400 g de nata, 35% de materia grasa, montada con 50 g de azúcar
350 g de fresas en trozos

Ponemos a hidratar la gelatina. Calentamos los 100 g de nata y añadimos la gelatina ya hidratada, bien escurrida.
Habremos montado la nata, no muy fuerte, con el azúcar, y le añadimos con cuidado la nata que tenemos con la gelatina. 
Luego le mezclamos, también con mucho cuidado, las fresas que tenemos cortadas.
Centramos bien el aro pequeño en el molde donde tenemos la base de bizcocho. Hay que tener la precaución, si el aro es de un desmontable, de poner abajo la parte lisa, para que luego al salir no  arañe las paredes.
Vertemos esta mezcla en el interior de este aro y llevamos al frigorífico al menos dos horas, para que cuaje.

Mouse de fresas
450 g de fresas
400 g de nata montada con 80 g de azúcar
300 g de queso de untar
100 g de azúcar
10 láminas de gelatina

Comenzaremos a hacerla cuando nos cercioremos de que el corazón de la tarta esté ya cuajado.
Cortamos las fresas en trozos y las ponemos a macerar 15 minutos con los 100 g de azúcar.
Ponemos a hidratar la gelatina.
Trituramos las fresas formando un puré. Separamos una tacita que calentaremos sin que hierva, y disolveremos ahí la gelatina. Poco a poco vamos incorporando el resto del puré. 
Batimos el queso hasta que nos quede una crema, y le vamos incorporando el puré de fresas con unas varillas. Nos tiene que quedar bien fino.
Le vamos añadiendo poco a poco la nata montada, muy suavemente.

Montaje
Sacamos el molde del frigorífico y retiramos el aro central. Vamos poniendo fresas en láminas por el borde. Luego, con mucho cuidado, echamos cucharadas de la mouse que acabamos de hacer, sujetando las fresas  y ya vamos vertiendo toda la mouse. A mí me sobró un poco. Hay que tener en cuenta que tiene que caber la gelatina.
Lo llevamos al frigorífico unas cuatro horas.

Cobertura
200 g de fresas
50 g de azúcar
3 láminas de gelatina.
Un vaso escaso, de agua

Cuando tengamos cuajada la tarta, nos pondremos a hacer la cobertura.
Trocear las fresas y ponerlas en un cazo con el agua y el azúcar. Cocer a fuego moderado hasta que las fresas estén muy blandas y se haya reducido un poco el líquido. Colar. Disolver aquí la gelatina e ir atemperando este jarabe. Mientras se va enfriando, ponemos sobre la tarta láminas de fresa para la decoración.
Cuando ya esté templado, con cuidado vertemos este jarabe sobre las fresas y lo llevamos al frigorífico.
Se pueden guardar un par de fresas para decoración, pasándolas por el jarabe para que tengan brillo.
Está mucho más rica de un día para otro.
Se puede pasar un cuchillo afilado por el borde antes de desmoldarla. Si vemos que alguna fresa está manchada de mouse, pues simplemente lo arrastramos con un cuchillito y ya está.
Ya he dicho que era laboriosa, ¿no? Pero merece la pena. Y el corte es precioso.